Impacto del Clima en la Contaminación Ambiental

A menudo se culpa a la industria por los problemas ecológicos. Sin embargo, la naturaleza misma puede agravar la contaminación: debido a diversas condiciones climáticas, las emisiones dañinas se acumulan en un lugar o se dispersan ampliamente. Aquí están los detalles.

Viento y presión atmosférica

El aire está casi siempre en movimiento. Por lo tanto, la contaminación se propaga fácilmente de un lugar a otro, cruzando incluso fronteras nacionales. Por ejemplo, en Suecia hay lluvias ácidas regulares, causadas por óxidos de azufre y nitrógeno, que el viento trae desde industrias de Reino Unido y Alemania. Mientras tanto, los habitantes de Asia sufren el fenómeno climático local de la "polvareda amarilla". Fuertes vientos primaverales levantan partículas de polvo del desierto de Gobi, ubicado en China y Mongolia, y desencadenan tormentas en la península de Corea y Japón.

Dentro de los centros industriales, una baja velocidad del viento puede ser peligrosa. Con vientos de hasta 1-2 m/s, los tóxicos de los sistemas de ventilación se asientan en el suelo y, dentro de los 4-6 m/s, los de las grandes centrales eléctricas. La dirección del viento también es crucial. Si sopla desde las fábricas hacia el centro de la ciudad, naturalmente la contaminará.

La situación más peligrosa es la calma, que viene con un anticiclón, es decir, una región de alta presión. En un anticiclón, predominan los flujos de aire descendentes, por lo que los contaminantes permanecen cerca del suelo y quedan atrapados en un área. En regiones de baja presión, o ciclones, los flujos de aire ascendentes llevan las partículas hacia arriba y ocurren precipitaciones, dispersando o lavando las emisiones del aire.

Temperatura y humedad del aire

La temperatura también influye en la circulación del aire: las corrientes más cálidas y ligeras ascienden, mientras que las frías y densas descienden. Este fenómeno se llama convección. Gracias a ella, junto con el aire "viajan" sustancias dañinas. El tipo de sustancia depende del clima de las diferentes estaciones.

Frío

En períodos fríos, los gases de escape y el humo de las chimeneas son más visibles. Puede surgir la pregunta: ¿Es que simplemente vemos mejor las emisiones en heladas o el aire realmente se contamina más? Ambas afirmaciones son correctas.

En primer lugar, los gases de escape son una mezcla de dióxido de carbono, nitrógeno, vapor cálido y contaminantes. Cuando el vapor entra en temperaturas bajas, vemos gotas de agua condensada. En otoño e invierno, los conductores a menudo dejan sus autos en ralentí, lo que consume más combustible y genera más emisiones.

En segundo lugar, aunque la cantidad de residuos industriales en general no cambia durante el año, es evidente que se utiliza más calefacción en invierno. Como resultado, se liberan monóxido de carbono y otros hidrocarburos tóxicos.

La situación puede empeorar si se produce una inversión térmica. Como hemos mencionado, el aire caliente generalmente asciende, llevando con él las emisiones. Se dispersan por muchos kilómetros, su concentración disminuye y se facilita la respiración. Sin embargo, a veces se forma una capa de aire frío cerca de la superficie, y una capa cálida en altitud, que evita que el aire frío ascienda. Las emisiones permanecen en la superficie, causando smog.

Calor

En tiempo caluroso, en las ciudades y áreas rurales, se acumula ozono a nivel del suelo. En la estratosfera, este gas actúa como un escudo contra los rayos ultravioleta, pero cuando el aire lo trae hacia abajo, se vuelve peligroso para la salud.

Mientras el calor intenso persista, es mejor no salir. Puedes monitorear la temperatura con el pronóstico por hora de Meteum. Afortunadamente, las tormentas estacionales a menudo ofrecen alivio en verano. Los científicos han observado que la alta humedad ayuda a descomponer el ozono, por lo que durante una lluvia, su cantidad disminuye, y la formación de nuevo ozono es obstruida por las nubes.

¡Que el aire en tu ciudad sea puro y tu estado de ánimo despejado!

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